Miro al cielo, miro el sol y la planta (por él) bañada. Miro a quién yo encuentro, pueblo de América pobre, quién yo encuentro sin carne en las manos duras, cosa dura de la vida. Pues yo miro el cielo y recuerdo de una provincia con amor.
Miro a las montañas, el horizonte o el monte, lejos del mar. Miro al río que me ofrece almas perdidas, cosa dura de la vida. Miro la América y pienso que Brasil es un país inalterable. Pues yo miro el cielo y recuerdo de un amor.
Miro a pechos, corazones, miro puertas y ojos, miro a los que mueran en esta tierra que yo a miro. Pero miro a los que tienen sueños y también a las palabras declaradas como cualquier otros del planeta.
Miro a la plaza, los pájaros, la luna y los otros oprimidos por la clase o el sistema de fabricas, oprimido debajo de los puentes en la ciudad. Pues la cosa más importante en él mundo es que recuerdo con entusiasmo de una provincia con amor.
Y se me agarro a ideas y sentimiento fue por que estuve a la luz de la vida, la misma luz que acompáñame en mi imaginación de poeta la comunión de este hijo de la América americana con su inspiración – pues recuerdo de una provincia con amor.
Por JULIANO KLEVANSKIS
Belo Horizonte – Minas Gerais, Brasil