Veo a mi alrededor, entre las cosas que dejaste, una crema de afeitar, unas botas de trabajo, herramientas para mil o ninguna cosa.
Una noche sin amor, y un amor ya sin noches.
Un espacio vacío en el estacionamiento, y uno más grande aún en mi cama.
Y un fantasma, dejaste un fantasma que habita entre mi corazón y mi cabeza, porque en mi realidad ya no estás.
Hiciste tu vida, y la mía sigue, porque “todo pasa”, frases trilladas que se dicen fácil, pero que pesan en el alma.
Y dejaste en mis recuerdos la ilusión de un amor eterno, que después de mucho andar, tú decides cambiar por azares del destino.
Y cuando ya parece no haber más nada, de la nada escucho una canción del canto del loco, esa que cantabas Tan desafinado pero con tanto sentimiento, cerrando los ojos y arrugando la cara; y entonces pienso que siempre habrá algo que me recuerde a ti, a lo que fuiste, a lo que dejaste.
Por PRISCILA GOMEZ
David – Chiriqui, Panama
